Pintar con brochas y rodillos es un proceso de tres etapas: la pintura se aplica, se distribuye uniformemente y se alisa para obtener un buen acabado.
- Sumergiremos la brocha hasta una tercera parte de la longitud de las cerdas. Golpearemos ligeramente las cerdas contra el lado del bote para quitar el exceso de pintura. Si sumergimos la brocha demasiado, la cargaremos con demasiada pintura. Si arrastramos la brocha contra el borde del bote, las cerdas se desgastarán antes de lo debido.
- Pintaremos las orillas usando el borde estrecho de la brocha, presionando solo lo suficiente para flexionar las cerdas. Aplicaremos la pintura con pasadas largas y lentas. Siempre pintaremos desde la zona más seca hacia la más húmeda para evitar dejar huellas con las pasadas.
- Pintaremos las esquinas de las paredes usando el borde ancho de la brocha.
- Pintaremos todas las áreas descubiertas y las orillas antes de que la pintura se seque para evitar dejar huellas de las pasadas.
- Para pintar superficies extensas con una brocha, primero aplicaremos pintura con dos o tres brochazos diagonales, manteniendo la brocha en un ángulo de unos 45 en relación a la superficie del trabajo, presionando sólo lo suficiente para flexionar las cerdas. Distribuiremos la pintura uniformemente con pasadas horizontales.
- Alisaremos la superficie corriendo la brocha verticalmente de arriba hacia abajo en la superficie pintada. Usaremos brochazos ligeros y levantaremos la brocha de la superficie al final de cada brochazo. Este método es mejor para las pinturas con base de aceite, las cuales se secan lentamente.
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